Hoy en día, gracias al avance de la electrónica y las telecomunicaciones, gozamos de facilidades que en el pasado eran un sueño y que hoy están para hacernos la vida más sencilla. Tal es el caso de las aplicaciones que nos permiten, por ejemplo, trazar una ruta para llegar fácilmente a un destino, brindándonos incluso información del tráfico, la que nos permiten conocer el pronóstico del clima, o la temperatura de nuestra casa de manera remota para encender la calefacción o el aire acondicionado, entre otras. Y esto no solo aplica a situaciones de nuestro diario vivir. En el sector agrícola, por ejemplo, es posible conocer la humedad del suelo, para así realizar procesos de riego automático, o trazar rutas precisas para el arado utilizando tecnología GNSS y métodos de corrección como RTK. Las aplicaciones son muchísimas y tienen como límite la imaginación.
Existen aplicaciones que requieren la medición o el monitoreo de determinadas variables, segundo a segundo, o incluso a frecuencias de muestreo más elevadas. Aplicaciones como el monitoreo por video, estaciones sismológicas, estaciones GNSS, estaciones meteorológicas, seguimiento de ubicación usando GPS (tracking), o algunos tipos de sensores, generan un alto flujo de información y por lo tanto requieren la implementación de sistemas de telecomunicaciones robustos que soporten dicho flujo de datos. Algunos de los sistemas de comunicaciones que podrían implementarse serían radio-enlaces en banda libre o licenciada, tipo espectro ensanchado (spreadspectrum), enlaces satelitales en las bandas KU y KA, radio-modems celulares o routers 3G y 4G, entre otros. Además algunas de dichas aplicaciones requieren la implementación de sistemas de alimentación completamente autónomos, como sistemas fotovoltaicos, que garanticen la operación de estaciones de forma continua y sin interrupciones.
El internet de las cosas o Internet Of Things (IoT), nace de la necesidad de tener información a la mano, de objetos o dispositivos e incluso controlarlos de forma remota. Una aplicación IoT se caracteriza por un bajo flujo de datos, con mensajes cortos desde los dispositivos y frecuencias de mensajes bajas o cuando sea estrictamente necesario. Otra característica importante es el bajo consumo energético de los dispositivos IoT que le permiten autonomía hasta por algunos años usando una pequeña batería interna. Un dispositivo IoT podría ser el medio de visualización de elresultado final de una estación telemétrica. El ecosistema del internet de las cosas es posible gracias a tres elementos fundamentales: un dispositivo IoT, una red de comunicación IoT y una plataforma IoT. Los dispositivos IoT abundan, para muchísimos tipos de aplicaciones, por ejemplo, un botón para solicitar el reabastecimiento de algún producto, un dispositivo con GPS integrado (tracker) para el seguimiento de la ubicación de algún objeto, o hasta un dispositivo para el monitoreo de alguna variable física como temperatura, humedad, etc.
Existen diversas redes de comunicación IoT, conocidas también como LPWAN, incluso algunas de ellas operan a nivel mundial como es el caso de Sigfox, sin embargo, las redes de telefonía móvil también son usadas en algunas aplicaciones IoT.
Existen también bastantes plataformas IoT, que cuentan con diferentes herramientas y utilidades ya desarrolladas para vincular dispositivos y permitir al usuario final la visualización de la información de interés.
Una de las grandes ventajas de tener todo conectado a internet, es que se pueden crear bases de datos con la información generada por un dispositivo y además consultar otras bases de datos (Big Data) con el fin de comparar resultados y tomar decisiones, lo cual constituye el paso hacia casas inteligentes, edificios inteligentes, ciudades inteligentes, agricultura inteligente, entre otros.
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